MIMMA: Museo Interactivo de la Música de Málaga

Percutora.es • 27 de julio de 2020

Artículo donde vamos a hablar sobre todo lo necesario para preparar una visita al MIMMA.

visita el Museo Interactivo de la Música de Málaga

   No hay duda ni caben opiniones contrarias: la música es uno de los fenómenos más importantes de la vida social de la historia de la humanidad. Desde el propio origen del hombre, los cantos y los ritmos de percusión han sido una forma de comunicación y contacto.

   Estos inicios de la música se convirtieron en un verdadero arte y uno de los principales modos de expresión en la actualidad. Por eso lugares como el MIMMA, Museo Interactivo de la Música de Málaga, son tan interesantes: un espacio donde conocer todos los secretos y la historia de este arte, así como la oportunidad de convertirse en un creador de melodías y experimentar con el sonido.

¿Cómo llegar y horarios del Museo Interactivo de la Música de Málaga?



   Aunque no es uno de los espacios culturales más conocidos de Málaga, lo cierto es que el Museo Interactivo de la Música es un lugar cada vez más visitado. Todas las personas que entran en él no pueden dejar de recomendar la experiencia.

¿Dónde está y cómo llegar al Museo Interactivo de la Música de Málaga?



   El MIMMA está en el número 15 de la calle Beatas de Málaga. Al lugar se puede acceder a pie, pero también se puede llegar en tren desde la estación María Zambrano, en las líneas L1 y L2 en metro y en muchas de las líneas de autobús que pasan por la puerta: 23, 25, 3, 36, 5, 7, 8, M-110.


   Si se accede al lugar en coche, hay aparcamientos cercanos con dirección en la plaza de la Alcazaba y las calles Tejón y Rodríguez y Granados.


Los horarios:

   Actualmente los visitantes encontrarán un horario especial para acceder a las distintas salas del MIMMA. El museo está abierto de martes a domingo en horario de mañana y de tarde, de 10.30 horas a 14.30 horas y de 17.00 horas a 21.00 horas.



¿Qué puedes encontrar en el MIMMA?



“Se ruega tocar”



   Esta es la principal premisa del MIMMA. Y es que el Museo de la Música de Málaga está preparado y pensado para aprender experimentando y probando con sonidos.

Más allá de ello, el espacio expositivo cuenta con muestras temporales como Silbatos Aztecas de la Muerte, que estuvo abierta al público hasta el pasado 12 de abril basada en las músicas utilizadas en el culto a la muerte en esta civilización.



   Pero el museo va mucho más allá: hay varias salas, divididas en colores, que muestran diferentes modos de comprender la música. Desde las grandes instalaciones relacionadas con el arte del sonido a la exposición permanente, que permite hacer un recorrido por el folklore y la historia de los cinco continentes y experimentar en los puestos interactivos.



El MIMMA con niños



   Todos los niños, sin excepción, salen del Museo de la Música de Málaga encantados. Y eso es porque además de las opciones de investigar con los instrumentos y las distintas opciones del Museo, el MIMMA cuenta con el Living Lab Kids, especialmente dedicado al público infantil y juvenil.


   Allí se llevan a cabo actividades como talleres, campamentos musicales y otros eventos patrocinados por la Fundación Unicaja y que elevan la experiencia de los menores hasta la enésima potencia.



Consejos y recomendaciones para visitar el Museo de la Música de Málaga



   Con la situación generada por el COVID-19, el Museo Interactivo de la Música de Málaga ha adaptado no solo sus horarios, sino los protocolos de sus visitantes.


   Se recomienda concertar una visita por vía telefónica con antelación, para asegurar que las instalaciones contarán con aforo suficiente, así como revisar el calendario de actividades por si alguna de ellas pudiera resultar más interesante para la familia.

 

   Todos estos ingredientes hacen del MIMMA un museo que será cada vez más importante dentro de los referentes de las visitas culturales en la ciudad de Málaga y una experiencia única para comprender más y mejor la música.



Por Leandro Martinez Pernia 9 de noviembre de 2025
El mínimo producto viable Londres ha sido un aprendizaje mas allá de lo musical, en uno de mis viajes para descansar y regresar a casa con mi mujer tuve una severa lesión por levantar y transportar en el hombro un mueble, a mi regreso a la universidad no era siquiera capaz de mover el brazo sin que me doliera, era una contractura generalizada que incluyó también tendinitis en el antebrazo y el llamado codo de tenista, como para mi era mi imposible tocar la batería continuaba asistiendo a todas las clases que podía a presenciar y en mis horas libres practicaba el piano solo con mi mano izquierda, mi brazo derecho me lo envolvía en una bufanda verde y la sostenía con mi cuello. Así que unos años mas tarde de regreso a aquel tiempo de encierro, dediqué tiempo a aprender al menos a tocar mi repertorio y fue toda una experiencia, había días que practicaba 4 horas, no llevaba un régimen constante sin embargo intentaba ser metódico, dividía el tiempo de a cuartos y en actividades como técnica, escalas, arpegios, acordes y repertorio. Practicaba con el famoso libro “Hanon”. El repertorio más todas las composiciones que fueron surgiendo a raíz de este trabajo son hoy la música que toco en el piano. Aquellos tiempos en los que podíamos salir solo a hacer las compras semanales, fueron tiempos oscuros, para mí como para tanta gente, pareciera ser que fueran como fragmentos de tiempo en que los días eran nublados, todos. En un lugar tan soleado como Málaga, me cuesta recordar los días de sol, creo que mucho tendrá que ver que por mucho tiempo desde que comenzó el aislamiento, me encerré por muchísimos días en mi sala de ensayo donde tengo mis instrumentos. Asique en éste capítulo me voy a centrar en lo que pensaba por aquellos días. En el 2015 fuimos a un piso a vivir, un tiempo con un ingles, luego de un tiempo él se mudó y nosotros dos quedamos solos. Me había dedicado a trabajar en el puerto, mi economía me permitía alquilar un espacio para ensayar y tocar, mi sala, incluso cuando había decidido retirarme de navegar, irme a la universidad y regresar para dedicarme a la música. MI BUNKER Cuando se cierra esa puerta me transporto a aquel lugar donde todo es como quiero que sea, donde permito que toda la magia de la música desafíe mi curiosidad y me ponga retos, donde mi imaginación vuela sin ataduras y me permito hacer viajes mientras practico música con mis instrumentos. Mi sala donde tengo armada mi batería ( a la que le dedicaría un capitulo completo), y mis instrumentos de percusión, los que no tengo prestados por ahí. El suelo de color bordeaux opaco, acolchado con este tipo de suelo de caucho similar al que existe en algunas plazoletas donde hay juegos para niños. Las paredes no se encuentran centradas, ninguna de ellas, mas bien es leve un trapecio. Son incalculables las horas que llevo vividas allí, al principio el obtener la sala fue parte de poder tener un espacio en el centro de la ciudad donde ensayar con percusión que tan ruidosa es, además en aquel tiempo (2016), me encontraba juntando personas que estuvieran interesadas en formar un grupo de percusión, para ello además de la sala necesitaba instrumentos, por lo que hice una inversión para que al obtenerlos, los músicos no tuvieran que traer los suyos. Por lo que mi sala se convertía los martes en el lugar donde ensayaba con ellos, estuve así unos meses hasta que pude comprar una batería, de esta manera comencé a pasar mas y mas tiempo estudiando. A menudo nos encontrábamos con amigos a quienes invitaba a pasar momentos musicales, conversando y también a mucho dando clases de batería, o tocando percusión, por el bunker pasan muchas personas y muchos músicos con quienes he compartido música, allí he trabajado en algunas teorías que luego comencé a compartir con alumnos para desarrollar métodos. El bunker se había convertido en un laboratorio de metodología y también un sitio espiritual. Pero también un lugar donde me escapaba del mundo, me escapé por mucho tiempo, he pasado muchísimas horas de soledad en ese lugar. Y sigo haciendolo. Es curioso como los instrumentos se convierten en herramientas de manifestación espiritual, para mí, un arma poderosa de sustracción de una realidad para llegar a otra realidad que vive en el universo que llevamos dentro cada uno de nosotros, el mundo se venía abajo pero yo obtenía todas las respuestas que me dejaban satisfecho, allí encerrado tocando mis instrumentos de percusión. Mientras el mundo cambiaba, yo no era capaz de tomar conciencia de que tenía que detener el ímpetu de forzar algo que no tenía absolutamente ningún sentido. Y por mucho tiempo estuve así hasta entrar en un estado de depresión, no me encontraba trabajando asique como muchas personas deseando regresar a generar trabajo, regrese al puerto que había dejado definitivamente para retomar la vida con la mayor normalidad posible. Como un sueño que se termina. Dar un paso atrás Me cuesta ahora recordar cronológicamente como se han ido desarrollando aquellos tiempos, hasta que hubo algo de normalidad. Antes del confinamiento había abandonado mi empleo decidido a dedicarme fulltime al The Blind Musical Experience, no tenía intenciones de dedicarme a nada más, con la imposibilidad de hacer nada realmente con ello, comenzamos a idear otros planes hasta que la normalidad nos permitiera trabajar con el proyecto, comenzamos a ofrecer servicios de amenización a hoteles sin absolutamente ningún resultado, generé proyectos totalmente artísticos sin ningún fundamento comercial, sin ningún estudio de mercado ni nada por el estilo, era desperdiciar una y otra vez las energías en proyectos que no generaban más que stress. En cuanto hubo algo de normalidad, inmerso en una compleja crisis, habiendo agotado mis ahorros y con las reservas de energía al mínimo regresé tan rápido como pude a mi antiguo empleo, y aparte comencé a dar talleres de ensamble de percusión, y con la vuelta de la apertura de bares y sitios donde se pudiera organizar nuestro evento, ideamos la manera de llevarlo al mínimo producto viable. Teniendo el repertorio ahora no dependía de músicos, por lo que podía presentar una propuesta donde no necesitara a nadie más para poder asegurar los costes. Eso sucede cuando nos topamos con nuestro yo artista, existen muy pocos escenarios en donde no podamos sobrevivir siendo artistas, no porque nuestro arte nos proporcione el sustento para cubrir nuestras necesidades sino porque tomamos consciencia que llevamos nuestro arte hacia donde vamos, lo transportamos y lo llevamos con nosotros. La crisis me había valido entre otras cosas para conocer al artista en mi que había decidido no abandonar lo que había comenzado una vez, y mucho tiene que ver el haber tenido una primera experiencia plena, repleta de sucesos exitosos. Fue exactamente una pequeña probadita de esa vida, pequeña pero suficiente para conocer el potencial de lo que habíamos compuesto sobre todo en cuanto a contenido emocional y experiencial. La música de la segunda obra “INSIGHT” fue moldeada en esa época, hasta ser una obra sólida marcada por la esperanza y la aceptación, por el proceso del emerger de emociones, y sentimientos, del desparramo de creatividad sin un rumbo específico. En el mientras tanto se abrían las posibilidades, aunque no supiéramos cuando, necesitaba seguir adelante la vida. Mejorarme de mi depresión y avanzar, silenciado dejando un vacío para que sucedan cosas, una vez trabajando a tiempo completo, comencé un ensamble mixto donde los participantes concurrían para aprender música y a como tocar en grupo. Espejos Sucedió algo en aquel entonces, en el vacío generado por la ausencia de las posibilidades que el proyecto mostró, y me había hecho probar, algo se había apartado de mi, tal vez mi autoestima, mi seguridad. Pero con ese sentimiento de ir contra una corriente con tal de no claudicar y comenzar un nuevo camino que opacara y diera tiempo, comencé a cambiar nuevamente y con el ímpetu de hacer que mis talleres funcionen, de improvisto comenzaron a aparecer en mi vida personas que me hacían espejo. Me costó años darme cuenta de cuál era el significado de ese espejo que veía en las personas, era mi misma sombra de Jung. Nunca me he considerado un profesor ni un maestro, creo que uno aprende cuando enseña, así los “alumnos” siempre son “maestros” y viceversa. He creído en acortar las distancias que idealizan a una persona que lidera un proyecto educativo, mis clases no eran para nada académicas, y siempre lo he dicho abiertamente. Una experiencia educativa sin institucionalidad de por medio permite a las personas tener una conexión más personal, emocional e intima como cuando uno recibe clases particulares. El primer concierto en el que tocaba el piano en un escenario normal e iluminado fue por esas épocas, siempre teniendo presente que el rumbo era el TBMX, paralelamente hacía presentaciones con el ensamble, fuimos a un programa de televisión una vez. En líneas generales, estaba conectado con mi yo artista pero desde otro punto de vista diferente al anterior, por momentos atento a que mis estudiantes estuvieran a gusto y desarrollándose, y por otro lado alejándome de mi seguridad. En ese vacío, estas personalidades que me hacían espejo, comenzaron a proyectar en mi interior una imagen que aceptaba de modo analítico, ¿Qué quería decirme el universo?. En ésta pausa comencé a reflexionar que no era que solo a mi me estaba sucediendo esto. Que contemplar tanto lo generado al liderar equipos, grupos, estaba aprendiendo a ser solido internamente. Y me dejé llevar hasta las profundidades de todo, para finalmente sacar en conclusión que, las cosas suceden sin ser arrastradas cuando vibramos en esa frecuencia. Que nada iba a suceder hasta que no fuera lo suficientemente capaz de llevar la producción, y sobre todo la comercialización del proyecto.  Presentamos el TBMX en la próxima noche en blanco, un evento que se realiza todos los años en donde propuestas artísticas se realizan gratuitamente. La aceptación de la organización siempre fue genial, y las funciones se completaron todas. También hicimos una temporada en un centro cultural, comenzó muy bien y fue decayendo la audiencia. Algo no tenía del todo sentido, se me escapaba, y no era capaz de darme cuenta que era.
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