Beethoven no celebraría tanto!

Leandro Martinez Pernia • 6 de diciembre de 2020

Un punto de vista diferente acerca de la educación musical


En este artículo hablo de cómo la educación musical, a través del tiempo, ha destruido la esencia de enseñar música.

¡Es cierto! Y te voy a explicar por qué…


Maestros, los de antes



  En el 250 aniversario de Ludwing Van Beethoven, quiero reivindicar el derecho a sentir la musicalidad interna de cada uno, que el camino puede ser largo o corto, pero seguro ¡será el camino correcto!


  El arte es algo así como una muestra de una creación o interpretación propia de un mensaje artístico, en nuestro caso, sonoro. Pero cuidado, no es lo mismo un mensaje creado, que un mensaje interpretado, se que puede sonar técnico, pero es más simple de lo que parece.


  Intenta copiar el sonido de algún objeto, como, el de una ambulancia, por ejemplo. De veras que da igual, ya que haciéndolo, sólo estás interpretando el sonido ¡claro! La persona que tienes al lado podría interpretarla de otra manera, o tal vez igual que tú.


  Ahora, intenta realizar la simple prueba de imaginarte un sonido cualquiera, y luego intenta reproducirlo de la manera más fiel, ¡chimpún! ¡¡ARTE!!


  Está claro que existe la posibilidad de que te guste sólo tocar un instrumento para echar el rato, pero también de que en algún momento quieras escribir música. Entonces, lo que te voy a decir en este artículo es algo que parece obvio, pero no lo es. 



GRIOT ó TROVADOR


  Se me ocurre la figura de un “griot”. En África, una de las funciones de los “gevels” o “griots” era la de interpretar el mensaje del rey para comunicarlo a la aldea, y para ello debía de ser alguien capaz de poner énfasis en los detalles que definían el tipo de mensaje.


  Por otro lado, un trovador de la edad media era capaz de recitar musicalmente un poema recién improvisando, utilizando en su vocabulario elementos del momento.


  Entre estos perfiles, ¿tú cómo te definirías? ¿eres griot o trovador? Ambos son tipo de arte maravillosos. La música, como forma de comunicación, ha atravesado el mundo entero y, en su encuentro con las diferentes culturas, fue mutando, creando diferentes estilos inherentes a determinadas situaciones culturales y sociales. 


 


¿CONTEXTO MUSICAL?


  Cuando escucho determinado tipo de música, me gusta pensar en su contexto en todos los sentidos posibles, ya que comprendiendo esto, puedo interpretar mejor lo que escucho y, por ende, disfrutarlo mucho más.


  Ya sabemos que la música fue atravesando el planeta entero y tomando interpretaciones de otras interpretaciones, para ser enseñadas de persona a persona, pero… ¿hasta qué punto tiene sentido estudiar interpretaciones antes de descubrirse a uno mismo?


  Es imposible trasladarse a la cabeza de un compositor como el gran Maestro Beethoven. Hay que comprender que una música así no está escrita sino desde lo más profundo de sus entrañas.


  Aunque en las escrituras se encontraron los detalles que el autor dejó, como indicaciones sobre cómo tocar la pieza, realmente esto no puede poner en contexto a un intérprete y, aunque muchas obras se han estudiado con su respectiva historia, es imposible transportarse al momento en el que fue compuesta la pieza. En muchos casos tampoco podría saberse las razones que movilizaron su creación. Nuestra interpretación de esa pieza escrita será lo que será, pues, lo dicho, una interpretación. 


 


ENSEÑANZA MUSICAL “FORDISTA”


  ¿Qué fue lo que sucedió? Pareciera que con el afán de enseñar de forma cada vez más efectiva, y a medida que pasó el tiempo, ¿al final lo importante es que aprendas rápido? ¿o de manera entretenida o barata?


  Mi punto de vista es que la música no se estudia desde las interpretaciones, sino que tiene mucho más sentido forjar el camino que se necesita para establecer la conexión con la musicalidad del estudiante, y así, trabajar sobre composición (creación), desde su propia inspiración.


  ¿Decirlo es muy fácil y hacerlo es otra cosa? Pues, pienso que el docente está para eso, para ayudar al alumno a encontrar su camino musical, más allá de las interpretaciones.


  La enseñanza, al menos a la que estamos acostumbrados, se basa además en aprender la teoría, que es sumamente importante, como poner en el cerebro ejercitaciones para crear memoria muscular para la técnica o la ubicación en la faz tonal. 


 


EL RETO


  Pero yo me pregunto, ¿y si en vez de estudiar partituras, nos conectamos con lo más profundo de nuestro ser, trabajando en componer mensajes sonoros que nos surtan de inquietudes?


  Estas inquietudes, lo que generarán es motivación por aprender. Y una vez que hay motivación, la búsqueda de recursos y vocabulario será inevitable.


 Te has puesto a pensar que, ¿esto podría interpretarse en cualquiera de los sistemas educativos? Lo de Beethoven fue sólo por poner un ejemplo. Seguramente quienes transmitían y enseñaban música antiguamente se sorprenderían hoy en día con los sistemas de educación musical en pleno 2020. Más allá de toda opinión, indudablemente hay que estudiar, pero la decisión sigue estando en ti. Si quieres interpretar o crear, o ambos, son caminos artísticos súper atractivos, pero, desde mi opinión, diferentes.


  ¡Para concluir! Como son artes diferentes, hay que tratarlos de manera diferente. Suele suceder que las personas interpretan el arte antes de explorarse a sí mismos, y está genial el sentirse a gusto e identificado con determinados estilos o sonidos. ¡Hay que escuchar tanta música como seas capaz!



  "Si lo que quieres es ser artista, debes trabajar en interpretarte a ti mismo, de la forma más noble y fiel que seas capaz.

 Es para esto que se estudia la música también"


Por Leandro Martinez Pernia 9 de noviembre de 2025
El mínimo producto viable Londres ha sido un aprendizaje mas allá de lo musical, en uno de mis viajes para descansar y regresar a casa con mi mujer tuve una severa lesión por levantar y transportar en el hombro un mueble, a mi regreso a la universidad no era siquiera capaz de mover el brazo sin que me doliera, era una contractura generalizada que incluyó también tendinitis en el antebrazo y el llamado codo de tenista, como para mi era mi imposible tocar la batería continuaba asistiendo a todas las clases que podía a presenciar y en mis horas libres practicaba el piano solo con mi mano izquierda, mi brazo derecho me lo envolvía en una bufanda verde y la sostenía con mi cuello. Así que unos años mas tarde de regreso a aquel tiempo de encierro, dediqué tiempo a aprender al menos a tocar mi repertorio y fue toda una experiencia, había días que practicaba 4 horas, no llevaba un régimen constante sin embargo intentaba ser metódico, dividía el tiempo de a cuartos y en actividades como técnica, escalas, arpegios, acordes y repertorio. Practicaba con el famoso libro “Hanon”. El repertorio más todas las composiciones que fueron surgiendo a raíz de este trabajo son hoy la música que toco en el piano. Aquellos tiempos en los que podíamos salir solo a hacer las compras semanales, fueron tiempos oscuros, para mí como para tanta gente, pareciera ser que fueran como fragmentos de tiempo en que los días eran nublados, todos. En un lugar tan soleado como Málaga, me cuesta recordar los días de sol, creo que mucho tendrá que ver que por mucho tiempo desde que comenzó el aislamiento, me encerré por muchísimos días en mi sala de ensayo donde tengo mis instrumentos. Asique en éste capítulo me voy a centrar en lo que pensaba por aquellos días. En el 2015 fuimos a un piso a vivir, un tiempo con un ingles, luego de un tiempo él se mudó y nosotros dos quedamos solos. Me había dedicado a trabajar en el puerto, mi economía me permitía alquilar un espacio para ensayar y tocar, mi sala, incluso cuando había decidido retirarme de navegar, irme a la universidad y regresar para dedicarme a la música. MI BUNKER Cuando se cierra esa puerta me transporto a aquel lugar donde todo es como quiero que sea, donde permito que toda la magia de la música desafíe mi curiosidad y me ponga retos, donde mi imaginación vuela sin ataduras y me permito hacer viajes mientras practico música con mis instrumentos. Mi sala donde tengo armada mi batería ( a la que le dedicaría un capitulo completo), y mis instrumentos de percusión, los que no tengo prestados por ahí. El suelo de color bordeaux opaco, acolchado con este tipo de suelo de caucho similar al que existe en algunas plazoletas donde hay juegos para niños. Las paredes no se encuentran centradas, ninguna de ellas, mas bien es leve un trapecio. Son incalculables las horas que llevo vividas allí, al principio el obtener la sala fue parte de poder tener un espacio en el centro de la ciudad donde ensayar con percusión que tan ruidosa es, además en aquel tiempo (2016), me encontraba juntando personas que estuvieran interesadas en formar un grupo de percusión, para ello además de la sala necesitaba instrumentos, por lo que hice una inversión para que al obtenerlos, los músicos no tuvieran que traer los suyos. Por lo que mi sala se convertía los martes en el lugar donde ensayaba con ellos, estuve así unos meses hasta que pude comprar una batería, de esta manera comencé a pasar mas y mas tiempo estudiando. A menudo nos encontrábamos con amigos a quienes invitaba a pasar momentos musicales, conversando y también a mucho dando clases de batería, o tocando percusión, por el bunker pasan muchas personas y muchos músicos con quienes he compartido música, allí he trabajado en algunas teorías que luego comencé a compartir con alumnos para desarrollar métodos. El bunker se había convertido en un laboratorio de metodología y también un sitio espiritual. Pero también un lugar donde me escapaba del mundo, me escapé por mucho tiempo, he pasado muchísimas horas de soledad en ese lugar. Y sigo haciendolo. Es curioso como los instrumentos se convierten en herramientas de manifestación espiritual, para mí, un arma poderosa de sustracción de una realidad para llegar a otra realidad que vive en el universo que llevamos dentro cada uno de nosotros, el mundo se venía abajo pero yo obtenía todas las respuestas que me dejaban satisfecho, allí encerrado tocando mis instrumentos de percusión. Mientras el mundo cambiaba, yo no era capaz de tomar conciencia de que tenía que detener el ímpetu de forzar algo que no tenía absolutamente ningún sentido. Y por mucho tiempo estuve así hasta entrar en un estado de depresión, no me encontraba trabajando asique como muchas personas deseando regresar a generar trabajo, regrese al puerto que había dejado definitivamente para retomar la vida con la mayor normalidad posible. Como un sueño que se termina. Dar un paso atrás Me cuesta ahora recordar cronológicamente como se han ido desarrollando aquellos tiempos, hasta que hubo algo de normalidad. Antes del confinamiento había abandonado mi empleo decidido a dedicarme fulltime al The Blind Musical Experience, no tenía intenciones de dedicarme a nada más, con la imposibilidad de hacer nada realmente con ello, comenzamos a idear otros planes hasta que la normalidad nos permitiera trabajar con el proyecto, comenzamos a ofrecer servicios de amenización a hoteles sin absolutamente ningún resultado, generé proyectos totalmente artísticos sin ningún fundamento comercial, sin ningún estudio de mercado ni nada por el estilo, era desperdiciar una y otra vez las energías en proyectos que no generaban más que stress. En cuanto hubo algo de normalidad, inmerso en una compleja crisis, habiendo agotado mis ahorros y con las reservas de energía al mínimo regresé tan rápido como pude a mi antiguo empleo, y aparte comencé a dar talleres de ensamble de percusión, y con la vuelta de la apertura de bares y sitios donde se pudiera organizar nuestro evento, ideamos la manera de llevarlo al mínimo producto viable. Teniendo el repertorio ahora no dependía de músicos, por lo que podía presentar una propuesta donde no necesitara a nadie más para poder asegurar los costes. Eso sucede cuando nos topamos con nuestro yo artista, existen muy pocos escenarios en donde no podamos sobrevivir siendo artistas, no porque nuestro arte nos proporcione el sustento para cubrir nuestras necesidades sino porque tomamos consciencia que llevamos nuestro arte hacia donde vamos, lo transportamos y lo llevamos con nosotros. La crisis me había valido entre otras cosas para conocer al artista en mi que había decidido no abandonar lo que había comenzado una vez, y mucho tiene que ver el haber tenido una primera experiencia plena, repleta de sucesos exitosos. Fue exactamente una pequeña probadita de esa vida, pequeña pero suficiente para conocer el potencial de lo que habíamos compuesto sobre todo en cuanto a contenido emocional y experiencial. La música de la segunda obra “INSIGHT” fue moldeada en esa época, hasta ser una obra sólida marcada por la esperanza y la aceptación, por el proceso del emerger de emociones, y sentimientos, del desparramo de creatividad sin un rumbo específico. En el mientras tanto se abrían las posibilidades, aunque no supiéramos cuando, necesitaba seguir adelante la vida. Mejorarme de mi depresión y avanzar, silenciado dejando un vacío para que sucedan cosas, una vez trabajando a tiempo completo, comencé un ensamble mixto donde los participantes concurrían para aprender música y a como tocar en grupo. Espejos Sucedió algo en aquel entonces, en el vacío generado por la ausencia de las posibilidades que el proyecto mostró, y me había hecho probar, algo se había apartado de mi, tal vez mi autoestima, mi seguridad. Pero con ese sentimiento de ir contra una corriente con tal de no claudicar y comenzar un nuevo camino que opacara y diera tiempo, comencé a cambiar nuevamente y con el ímpetu de hacer que mis talleres funcionen, de improvisto comenzaron a aparecer en mi vida personas que me hacían espejo. Me costó años darme cuenta de cuál era el significado de ese espejo que veía en las personas, era mi misma sombra de Jung. Nunca me he considerado un profesor ni un maestro, creo que uno aprende cuando enseña, así los “alumnos” siempre son “maestros” y viceversa. He creído en acortar las distancias que idealizan a una persona que lidera un proyecto educativo, mis clases no eran para nada académicas, y siempre lo he dicho abiertamente. Una experiencia educativa sin institucionalidad de por medio permite a las personas tener una conexión más personal, emocional e intima como cuando uno recibe clases particulares. El primer concierto en el que tocaba el piano en un escenario normal e iluminado fue por esas épocas, siempre teniendo presente que el rumbo era el TBMX, paralelamente hacía presentaciones con el ensamble, fuimos a un programa de televisión una vez. En líneas generales, estaba conectado con mi yo artista pero desde otro punto de vista diferente al anterior, por momentos atento a que mis estudiantes estuvieran a gusto y desarrollándose, y por otro lado alejándome de mi seguridad. En ese vacío, estas personalidades que me hacían espejo, comenzaron a proyectar en mi interior una imagen que aceptaba de modo analítico, ¿Qué quería decirme el universo?. En ésta pausa comencé a reflexionar que no era que solo a mi me estaba sucediendo esto. Que contemplar tanto lo generado al liderar equipos, grupos, estaba aprendiendo a ser solido internamente. Y me dejé llevar hasta las profundidades de todo, para finalmente sacar en conclusión que, las cosas suceden sin ser arrastradas cuando vibramos en esa frecuencia. Que nada iba a suceder hasta que no fuera lo suficientemente capaz de llevar la producción, y sobre todo la comercialización del proyecto.  Presentamos el TBMX en la próxima noche en blanco, un evento que se realiza todos los años en donde propuestas artísticas se realizan gratuitamente. La aceptación de la organización siempre fue genial, y las funciones se completaron todas. También hicimos una temporada en un centro cultural, comenzó muy bien y fue decayendo la audiencia. Algo no tenía del todo sentido, se me escapaba, y no era capaz de darme cuenta que era.
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La inteligencia artificial está transformando la música de maneras fascinantes, ofreciendo tanto beneficios como desafíos. La clave para el futuro de la música estará en encontrar un equilibrio entre la innovación tecnológica y la preservación de la autenticidad artística. Mantente al tanto de cómo evoluciona esta revolución musical y cómo puede impactar tu experiencia como oyente y creador.
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