Episodio 4

Leandro Martinez Pernia • 15 de abril de 2024

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En estos episodios, te cuento como nació y salió adelante la plataforma de conciertos a oscuras TBMX

Una de las más maravillosas situaciones que se pueden dar como artista, es que el arte que hayas creado exceda a tu misma existencia. Y eso es un concepto constante que a veces no está de más tener en cuenta, trascender con el arte es genial.


Cuando terminó la última de cuatro funciones, luego de haberme emocionado en cada una dirigiendo a los músicos, salí por la puerta trasera del museo, casi sin despedirme ni esperar comentarios de nadie acerca de nada, para mí había sido un sueño cumplido desde que vino a mi mente la idea de producir este espectáculo.


Esa noche, hasta una concejala me había felicitado, pero honestamente no recuerdo su cara. Ni la de las personas que la acompañaban, solo quería estar tranquilo disfrutando el finalizar de ese hermoso día.


Pasaron algunos días hasta volver a tomar contacto con el museo, entre reuniones y conocer personas nuevas que estarían incluidos en el proyecto para promoverlo, y producirlo, a su vez programando futuras reuniones con otros países, que al final no fueron.


Viajé a mi país a visitar una compañía de teatro que había sido inspiradora para mi, pude concertar cita, visitarlos y para mí “no sorpresa”, no estaba listo para esa reunión, al menos intenté hacerlo lo mejor posible. Tal vez mi subconsciente otra vez obrando  dejó plasmado su intención sin consultarme como siempre, seguro al final se acordarían de mi.

En el mientras tanto, estaba trabajando en plantar bandera en Málaga con el  espectáculo a ciegas, quería que

conversábamos que en una de esas podría convertirse  “Must Do” turístico y contaba con el lugar ideal para ello, y aunque tenía una chance de sacarlo fuera, siempre que esta ciudad sea su cuna.


Como el Cirque du Soley


Lo que más anhelába era que en un futuro pudiera apuntar a una franquicia ya que todo tenía sentido. Poder ponerlo a funcionar en varios lugares a la vez. Compramos la marca y comenzamos a valorar las posibilidades.


No estaba listo


A veces el universo conspira, la vida te vuelve a mostrar que no hay que dejar de luchar ni prepararse, ni bajar la guardia, ¿Quién pudiera vivir de lo que a uno le gusta? se dice que si una persona encuentra lo que le apasiona y de ello hace dinero, no tendrá que trabajar nunca más en su vida y esto tiene que ver con que no puede ser sentido como laborioso algo que te apasiona hacer.


El plan en mi cabeza era bastante simple, trabajaría para establecer una plataforma con varias propuestas, que quedarían funcionando. E inmediatamente replicarlo en otros sitios del mundo.


La audiencia entraría a una sala totalmente oscurecida, guiados por personas capaces de desenvolverse en la oscuridad, hasta su butaca para disfrutar de conciertos musicales, y aprovechando el fortalecimiento de los demás sentidos, poder realizar un viaje de introspección y de disfrute.


Para enero de ese año ya se hablaba un virus y las posibilidades de entrar en una cuarentena por una epidemia, escéptico como siempre, cuando sucedió me cayó como un baldazo de agua fría.


Vaya Plandemia


Ahora ¿Quién iba a tener la valentía de meterse en una sala a oscuras con más personas?

El covid aún no me había abofeteado, no quería escuchar ni ver, creo que quise sostener la motivación pero en muy poco tiempo todo cambió. Las restricciones hasta la cuarentena y el no poder salir de casa, se hicieron presente y aunque había hecho mis deberes, simplemente lo que hacía muy poco tiempo atrás se sentía como mi destino, mi puerta de oro, mi escape del sistema, de repente se convirtió en algo imposible de llevar a cabo dadas las circunstancias.


No ahondaré en demasiadas cuestiones personales, pero el final de éste episodio, es casi trágico, para mí,  la situación mundial fue diferente para cada habitante del planeta. Para mí, que solo era una persona más, la pandemia había destruido la posibilidad de llevar a cabo la realización de este producto. Mi mente no lo comprendió como algo pasajero, había mucha incertidumbre con el cambio que estaría por sufrir el mundo. Y entre otras razones en las que me vi inmiscuido, caí en una depresión desastrosa y angustiante.


Para ese entonces no había nada que hacer. Todo quedó pausado en standby para el año de la pandemia, y en encierro, luego de pasar por la depresión y sentirme un poco mejor. Comencé a estudiar con mayor profundidad el piano y el repertorio del concierto. Practicando con ejercicios de manera autodidacta. Al menos sabía que con el tiempo iba a poder ejecutar las piezas yo mismo sin necesidad de contratar a un pianista.


Mientras tanto, cuando todo estaba en tal estado, mis proyectos se convertían en productos y este sitio web comenzaba a posicionarse para lo referido a percusión en Málaga, asique paso a paso fui estudiando algo acerca de posicionamiento y comenzando a ver las propuestas en las que habíamos trabajado talque si fueran productos.



El más importante para mí era el “The Blind Musical Experience”.


Por Leandro Martinez Pernia 9 de noviembre de 2025
El mínimo producto viable Londres ha sido un aprendizaje mas allá de lo musical, en uno de mis viajes para descansar y regresar a casa con mi mujer tuve una severa lesión por levantar y transportar en el hombro un mueble, a mi regreso a la universidad no era siquiera capaz de mover el brazo sin que me doliera, era una contractura generalizada que incluyó también tendinitis en el antebrazo y el llamado codo de tenista, como para mi era mi imposible tocar la batería continuaba asistiendo a todas las clases que podía a presenciar y en mis horas libres practicaba el piano solo con mi mano izquierda, mi brazo derecho me lo envolvía en una bufanda verde y la sostenía con mi cuello. Así que unos años mas tarde de regreso a aquel tiempo de encierro, dediqué tiempo a aprender al menos a tocar mi repertorio y fue toda una experiencia, había días que practicaba 4 horas, no llevaba un régimen constante sin embargo intentaba ser metódico, dividía el tiempo de a cuartos y en actividades como técnica, escalas, arpegios, acordes y repertorio. Practicaba con el famoso libro “Hanon”. El repertorio más todas las composiciones que fueron surgiendo a raíz de este trabajo son hoy la música que toco en el piano. Aquellos tiempos en los que podíamos salir solo a hacer las compras semanales, fueron tiempos oscuros, para mí como para tanta gente, pareciera ser que fueran como fragmentos de tiempo en que los días eran nublados, todos. En un lugar tan soleado como Málaga, me cuesta recordar los días de sol, creo que mucho tendrá que ver que por mucho tiempo desde que comenzó el aislamiento, me encerré por muchísimos días en mi sala de ensayo donde tengo mis instrumentos. Asique en éste capítulo me voy a centrar en lo que pensaba por aquellos días. En el 2015 fuimos a un piso a vivir, un tiempo con un ingles, luego de un tiempo él se mudó y nosotros dos quedamos solos. Me había dedicado a trabajar en el puerto, mi economía me permitía alquilar un espacio para ensayar y tocar, mi sala, incluso cuando había decidido retirarme de navegar, irme a la universidad y regresar para dedicarme a la música. MI BUNKER Cuando se cierra esa puerta me transporto a aquel lugar donde todo es como quiero que sea, donde permito que toda la magia de la música desafíe mi curiosidad y me ponga retos, donde mi imaginación vuela sin ataduras y me permito hacer viajes mientras practico música con mis instrumentos. Mi sala donde tengo armada mi batería ( a la que le dedicaría un capitulo completo), y mis instrumentos de percusión, los que no tengo prestados por ahí. El suelo de color bordeaux opaco, acolchado con este tipo de suelo de caucho similar al que existe en algunas plazoletas donde hay juegos para niños. Las paredes no se encuentran centradas, ninguna de ellas, mas bien es leve un trapecio. Son incalculables las horas que llevo vividas allí, al principio el obtener la sala fue parte de poder tener un espacio en el centro de la ciudad donde ensayar con percusión que tan ruidosa es, además en aquel tiempo (2016), me encontraba juntando personas que estuvieran interesadas en formar un grupo de percusión, para ello además de la sala necesitaba instrumentos, por lo que hice una inversión para que al obtenerlos, los músicos no tuvieran que traer los suyos. Por lo que mi sala se convertía los martes en el lugar donde ensayaba con ellos, estuve así unos meses hasta que pude comprar una batería, de esta manera comencé a pasar mas y mas tiempo estudiando. A menudo nos encontrábamos con amigos a quienes invitaba a pasar momentos musicales, conversando y también a mucho dando clases de batería, o tocando percusión, por el bunker pasan muchas personas y muchos músicos con quienes he compartido música, allí he trabajado en algunas teorías que luego comencé a compartir con alumnos para desarrollar métodos. El bunker se había convertido en un laboratorio de metodología y también un sitio espiritual. Pero también un lugar donde me escapaba del mundo, me escapé por mucho tiempo, he pasado muchísimas horas de soledad en ese lugar. Y sigo haciendolo. Es curioso como los instrumentos se convierten en herramientas de manifestación espiritual, para mí, un arma poderosa de sustracción de una realidad para llegar a otra realidad que vive en el universo que llevamos dentro cada uno de nosotros, el mundo se venía abajo pero yo obtenía todas las respuestas que me dejaban satisfecho, allí encerrado tocando mis instrumentos de percusión. Mientras el mundo cambiaba, yo no era capaz de tomar conciencia de que tenía que detener el ímpetu de forzar algo que no tenía absolutamente ningún sentido. Y por mucho tiempo estuve así hasta entrar en un estado de depresión, no me encontraba trabajando asique como muchas personas deseando regresar a generar trabajo, regrese al puerto que había dejado definitivamente para retomar la vida con la mayor normalidad posible. Como un sueño que se termina. Dar un paso atrás Me cuesta ahora recordar cronológicamente como se han ido desarrollando aquellos tiempos, hasta que hubo algo de normalidad. Antes del confinamiento había abandonado mi empleo decidido a dedicarme fulltime al The Blind Musical Experience, no tenía intenciones de dedicarme a nada más, con la imposibilidad de hacer nada realmente con ello, comenzamos a idear otros planes hasta que la normalidad nos permitiera trabajar con el proyecto, comenzamos a ofrecer servicios de amenización a hoteles sin absolutamente ningún resultado, generé proyectos totalmente artísticos sin ningún fundamento comercial, sin ningún estudio de mercado ni nada por el estilo, era desperdiciar una y otra vez las energías en proyectos que no generaban más que stress. En cuanto hubo algo de normalidad, inmerso en una compleja crisis, habiendo agotado mis ahorros y con las reservas de energía al mínimo regresé tan rápido como pude a mi antiguo empleo, y aparte comencé a dar talleres de ensamble de percusión, y con la vuelta de la apertura de bares y sitios donde se pudiera organizar nuestro evento, ideamos la manera de llevarlo al mínimo producto viable. Teniendo el repertorio ahora no dependía de músicos, por lo que podía presentar una propuesta donde no necesitara a nadie más para poder asegurar los costes. Eso sucede cuando nos topamos con nuestro yo artista, existen muy pocos escenarios en donde no podamos sobrevivir siendo artistas, no porque nuestro arte nos proporcione el sustento para cubrir nuestras necesidades sino porque tomamos consciencia que llevamos nuestro arte hacia donde vamos, lo transportamos y lo llevamos con nosotros. La crisis me había valido entre otras cosas para conocer al artista en mi que había decidido no abandonar lo que había comenzado una vez, y mucho tiene que ver el haber tenido una primera experiencia plena, repleta de sucesos exitosos. Fue exactamente una pequeña probadita de esa vida, pequeña pero suficiente para conocer el potencial de lo que habíamos compuesto sobre todo en cuanto a contenido emocional y experiencial. La música de la segunda obra “INSIGHT” fue moldeada en esa época, hasta ser una obra sólida marcada por la esperanza y la aceptación, por el proceso del emerger de emociones, y sentimientos, del desparramo de creatividad sin un rumbo específico. En el mientras tanto se abrían las posibilidades, aunque no supiéramos cuando, necesitaba seguir adelante la vida. Mejorarme de mi depresión y avanzar, silenciado dejando un vacío para que sucedan cosas, una vez trabajando a tiempo completo, comencé un ensamble mixto donde los participantes concurrían para aprender música y a como tocar en grupo. Espejos Sucedió algo en aquel entonces, en el vacío generado por la ausencia de las posibilidades que el proyecto mostró, y me había hecho probar, algo se había apartado de mi, tal vez mi autoestima, mi seguridad. Pero con ese sentimiento de ir contra una corriente con tal de no claudicar y comenzar un nuevo camino que opacara y diera tiempo, comencé a cambiar nuevamente y con el ímpetu de hacer que mis talleres funcionen, de improvisto comenzaron a aparecer en mi vida personas que me hacían espejo. Me costó años darme cuenta de cuál era el significado de ese espejo que veía en las personas, era mi misma sombra de Jung. Nunca me he considerado un profesor ni un maestro, creo que uno aprende cuando enseña, así los “alumnos” siempre son “maestros” y viceversa. He creído en acortar las distancias que idealizan a una persona que lidera un proyecto educativo, mis clases no eran para nada académicas, y siempre lo he dicho abiertamente. Una experiencia educativa sin institucionalidad de por medio permite a las personas tener una conexión más personal, emocional e intima como cuando uno recibe clases particulares. El primer concierto en el que tocaba el piano en un escenario normal e iluminado fue por esas épocas, siempre teniendo presente que el rumbo era el TBMX, paralelamente hacía presentaciones con el ensamble, fuimos a un programa de televisión una vez. En líneas generales, estaba conectado con mi yo artista pero desde otro punto de vista diferente al anterior, por momentos atento a que mis estudiantes estuvieran a gusto y desarrollándose, y por otro lado alejándome de mi seguridad. En ese vacío, estas personalidades que me hacían espejo, comenzaron a proyectar en mi interior una imagen que aceptaba de modo analítico, ¿Qué quería decirme el universo?. En ésta pausa comencé a reflexionar que no era que solo a mi me estaba sucediendo esto. Que contemplar tanto lo generado al liderar equipos, grupos, estaba aprendiendo a ser solido internamente. Y me dejé llevar hasta las profundidades de todo, para finalmente sacar en conclusión que, las cosas suceden sin ser arrastradas cuando vibramos en esa frecuencia. Que nada iba a suceder hasta que no fuera lo suficientemente capaz de llevar la producción, y sobre todo la comercialización del proyecto.  Presentamos el TBMX en la próxima noche en blanco, un evento que se realiza todos los años en donde propuestas artísticas se realizan gratuitamente. La aceptación de la organización siempre fue genial, y las funciones se completaron todas. También hicimos una temporada en un centro cultural, comenzó muy bien y fue decayendo la audiencia. Algo no tenía del todo sentido, se me escapaba, y no era capaz de darme cuenta que era.
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